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Plan Nacional del Algodón busca que producto sea más competitivo

La FAO y el gobierno del Brasil colaboran en el Perú en la formulación, estrategia e implementación del Plan Nacional del Algodón (PNA) como principal instrumento de política pública para promover el desarrollo competitivo y sostenible del sector algodonero bajo el liderazgo del Ministerio de Agricultura y Riego.

El plan peruano promueve el desarrollo de la cadena de valor del algodón, buscando insertarse de manera competitiva y sostenible en el mercado nacional e internacional mediante dos estrategias claves: mayor penetración en el mercado internacional con la exportación de la fibra, y la exportación de textiles y confecciones en base a fibra extra larga, especialmente del tipo de las variedades Pima Peruano.

La segunda, es la atención del mercado interno en base al algodón de fibra larga (como los tipos Tangüis) y los de fibra extra larga orientados a prendas de mayor valor dentro del mercado interno.

Los objetivos del Plan, que tiene un presupuesto estimado de 44.36 millones de soles para el periodo 2019-2030, son mejorar la productividad y calidad del algodón, mejorar la producción textil y confecciones, y facilitar el acceso al mercado, señaló la FAO Perú.

Para ello se impulsa una intervención articulada entre el sector privado (asociaciones y cooperativas de productores de algodón, Sociedad Nacional de Industrias, ADEX), y el Ministerio de Economía y Finanzas, Producción, Comercio Exterior y Turismo, los Gobiernos Regionales y Direcciones Regionales de Agricultura de las cinco regiones priorizadas: Ica, Lima, Áncash, Lambayeque y Piura.

Refirió que en el Perú la cadena de valor del algodón engloba a más de 8 mil agricultores familiares en la fase productiva (con terrenos cultivables menores a las 10 hectáreas), distribuidos a lo largo de los valles costeros de los departamentos de Ica, Lima, Áncash, Lambayeque y Piura; y en la fase manufacturera a más de 13 mil empresas de hilados y tejidos, y 24 mil empresas de confecciones (96% Mype) distribuidas a lo largo del país, con concentración principal en la ciudad de Lima.

En conjunto generan empleo directo a más de 490 mil personas y contribuyen al desarrollo y crecimiento del país.

Derivada de su cultura milenaria, el Perú tiene variedades de algodón muy atractivas para el mercado mundial. Sus variedades de algodón de fibra larga (Tangüis) y extralarga (Pima), ofrecen finura, sedosidad y resistencia muy valoradas por la industria mundial, además se cuenta con algodón de colores, que sumados aúnan a la gran diversidad que se ofrece al mundo, y representan grandes oportunidades de negocios para favorecer al desarrollo del país.

Sin embargo, en las últimas dos décadas el sector algodonero enfrenta dificultades de desarrollo, crecimiento y sostenibilidad. En este marco, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), y los gobiernos de Brasil y Perú, impulsan desde hace más de tres años el Proyecto + Algodón.

Mayor productividad Está iniciativa está orientada a mejorar la competitividad del sector a través de una mayor productividad, buenas prácticas de cultivo y cosecha, innovaciones y soluciones tecnológicas, y el desarrollo organizacional y la gestión empresarial de las organizaciones de productores algodoneros.

Otros seis países son socios en esta iniciativa: Argentina, Bolivia, Ecuador, Colombia, Haití y Paraguay. El Proyecto +Algodón asume el enfoque que el cultivo de algodón no solo constituye parte de un sistema de producción, sino además de una cadena de transformación, agregación de valor, comercio y consumo.

En ese sentido, los gobiernos, agencias e investigadores, así como el sector textil y de confecciones tienen un papel clave para fortalecerlo. Por esta razón, se propone que los países latinoamericanos productores de algodón, deben buscar innovaciones en técnicas sostenibles de manejo del cultivo y producción, semillas, adaptación al cambio climático, y otros, considerando modelos productivos y segmentos de productores.

El proyecto busca contribuir a la seguridad alimentaria, la erradicación de la pobreza rural y el hambre, la promoción de la igualdad de género y autonomía de la mujer agricultora, trabajo decente y crecimiento económico, producción y consumo responsables para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

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