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El volumen de los tejidos de moda fabricados con madera se duplicará: ¿Qué significa esto para los bosques y las emisiones?

En el mercado de los materiales de nueva generación, de rápido crecimiento, las fibras de celulosa extraídas de la madera, los tejidos antiguos e incluso las bacterias están rindiendo como el algodón, la seda y el poliéster. Esto ofrece una oportunidad apasionante para aliviar los problemas medioambientales causados por las fibras actuales, y en el centro de este movimiento están las fibras celulósicas artificiales (MMCF).

Las MMCF incluyen la viscosa, el lyocell, el modal y el acetato. Alrededor del 98% de estas fibras se fabrican a partir de la madera (normalmente de eucalipto), el 1% es de bambú y menos del 1% procede de residuos ricos en celulosa (pero Evrnu, Renewcell, Infinited Fiber y otros están trabajando duro para aumentar ese porcentaje). Mientras los innovadores forjan este camino, el mercado de MMCF va a crecer de 6 a 10 millones de toneladas en 15 años, y es probable que los MMCF reciclados (rMMCF) sólo alcancen una fracción de este volumen.

¿Qué tipos de MMCF se llevarán esta oportunidad de crecimiento? En la actualidad, el 40-45% provendrá de «fuentes/procesos convencionales/desconocidos», lo que significa que los métodos de producción pueden ser tóxicos y que se utiliza madera de bosques antiguos/en peligro de extinción. Y aquí existe una paradoja crítica: mientras que los MMCF de nueva generación ofrecen un enorme potencial para reemplazar los materiales perjudiciales que ya existen, las partes interesadas corren el riesgo de envalentonar un mercado que no está preparado para cumplir sus promesas de bajo impacto, y puede causar más daño antes de realizar su potencial para el bien.

El experto en sostenibilidad, Brooke Roberts-Islam, llegó a esta conclusión en la cumbre Challenge the Fabric celebrada la semana pasada en París por el Grupo Ekman y el Consejo Sueco de la Moda. Sólo con las opiniones de los representantes de la industria forestal y de los fabricantes de pasta de madera quedó claro que el sector se enfrenta a un importante reto de procesamiento de materias primas y fibras. Hasta la fecha, estas partes interesadas han actuado sobre todo entre bastidores porque su madera y su pulpa no llevan marca: es simplemente una materia prima que alimenta a los hilanderos y a las fábricas, cuyas marcas aparecen luego en los textiles resultantes.

¿Por qué hablar con los fabricantes de pulpa y la industria forestal, y qué papel desempeñan en la dirección de la sostenibilidad en los MMCF?

En la cumbre estuvieron presentes Arauco, Sappi y Södra, todos ellos productores de pasta de papel (textil) que forman parte del 55-60% de los MMCF que están certificados por el FSC y el PEFC. Estas normas de certificación pretenden mantener la integridad del material certificado a lo largo de la cadena de suministro, desde el bosque hasta el producto final, evitando la deforestación, preservando la biodiversidad y salvaguardando los derechos de los pueblos indígenas. Pero a pesar del estricto cumplimiento de estas normas, el representante de Sappi, Bernhard Riegler, explicó durante una mesa redonda que existe una importante resistencia a estas fibras de madera, a pesar de sus favorables credenciales de sostenibilidad. En bosques gestionados como los de Sappi, «el ciclo de regeneración, crecimiento, aclareo y cosecha se gestiona activamente para mejorar la biodiversidad, la resiliencia y mantener el estado ecológico funcional», según su literatura de sostenibilidad, y tales bosques contribuyen de forma óptima a la captura global de unos 2.000 millones de toneladas de emisiones de carbono al año.

Por ahora, el abastecimiento transparente y sostenible desde el punto de vista medioambiental y social de los MMCF se basa en datos cuantificables de empresas como TrusTrace, GreenStory y Textile Exchange, entre otras. La conclusión principal de este mercado en rápido crecimiento es que no todos los MMCF son iguales, y Challenge The Fabric hace honor a su nombre. Es necesario mantener un diálogo permanente con la industria forestal y de la pasta de papel para optimizar y arrojar luz sobre los beneficios medioambientales y sociales calculables de los MMCF, para ampliar el mercado y salvaguardar al mismo tiempo la Tierra y la humanidad.

 

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